viernes, 31 de julio de 2009

Jeringa ticket


Lo último que recuerdo fue una jeringa en mi brazo y mi pulgar presionando el embolo. De ahí en más, todo fue delirio, alucinaciones con pulpos rojos y celestes que levitaban a mi alrededor; aunque mas que pulpos, se parecían a los trípodes de la de la novela de Herbert George Wells: “La guerra de los mundos”.
Había cintas que parecían mangueras, mangueras que parecían cintas, figuras indescriptibles…
En fin…, todo era confusión, desorden, sensaciones placenteras seguidas de inmediatos ataques de pánico, palpitaciones, colapso...
Ironicamente, lo primero que vi luego de volver de ese viaje alucinante, fue una jeringa inyectada en mi brazo y una enfermera presionando el embolo, en una guardia hospitalaria.

Interesante y extraña sensación tuve mas tarde, cuando me di cuenta de que el ticket que me había permitido subir al psicodélico tren, fue el mismo que me permitió bajar después.

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