martes, 22 de marzo de 2011

El inexistencialista



Cuando ya no quedaron más almas por apagar y el mundo se ordeno de acuerdo a su parecer, el inexistencialista humano se sintió muy satisfecho, hasta que por accidente se vio reflejado en un espejo.

jueves, 10 de marzo de 2011

Preguntémosle al río…

Tras haber abandonado sus estudios universitarios en la cuidad de Buenos Aires, Maria volvió a su pueblo natal para continuar con su vida. Abandonar la facultad fue algo difícil para ella; tenia muchas expectativas con la carrera y muchos motivos para seguir cursándola; pero el motivo principal que la empujo a abandonar, era mas pesado que los que la empujaban a seguir; al parecer, se creía una persona poco apasionada como para poder desempeñar con éxito su profesión una vez recibida.

Semanas antes de volver a su pueblo natal y antes de abandonar la facultad, Maria terminaba con una conflictiva relación sentimental, marcada por la posesión y los celos enfermizos de quien fuera su novio; ante la negativa de Maria por no acceder a los caprichos y a las demandas del joven, este empezó a llenarle la cabeza haciéndole creer que era una mujer carente de pasión. Esta absurda idea que se instalo en su cabeza y en su corazón, fue el detonante que la llevo a abandonar los estudios ¿Realmente era una mujer carente de pasión? Empezó a preguntarse constantemente
Sin mucho más que hacer y que perder en Buenos Aires, y creyendo que la ciudad le ofrecía demasiado espacio, innecesario para su pequeña pasión, toma la decisión de volver a la pasividad de sus pagos. Por otro lado, estaba contenta porque se reencontraría con amigos que hacia mucho tiempo que no veía y con uno muy especial que la había visto crecer: el Río de la Plata; si bien lo podía frecuentar en la Capital Federal, no era lo mismo que hacerlo desde la tranquilidad de su pueblo. Desde muy pequeña, venia teniendo una relación muy particular con este; mientras muchos niños fantaseaban y jugaban con el clásico “amigo invisible”, Maria lo hacia con el Río de la Plata; le hacia preguntas y siempre le interpretaba una respuesta, y solo confiaba en las que venían de él.

Los días transcurrían y Maria no podía quitarse de la cabeza las palabras que su ex novio tantas veces le había repetido… ¿Realmente era una mujer carente de pasión? Entonces, una vez de vuelta en su pueblo, se le ocurrió preguntarle a su viejo amigo, el río; este le contesto con un pez que apareció saltando sobre la superficie del agua; era la señal que Maria necesitaba para saber que aquel trastornado que había tenido por novio, estaba equivocado. Sin embargo, al transcurrir el tiempo, la duda la volvería a invadir -¿No se habrá equivocado?- Se preguntaba a si misma, dudando de su viejo amigo - Le voy a preguntar de nuevo…- Esta vez, el río le contesto con una señal más convincente que la anterior: un lobo marino extraviado, nadando errante delante de sus ojos. La respuesta la dejaría tranquila pero no por mucho tiempo.
Cuando le volvió a preguntar, este le volvió a responder con una señal más convincente todavía que la anterior: una orca nadando y saludándola con su gran aleta caudal… Maria no necesitaba prueba mas convincente que esta; sin embargo, al poco tiempo, la duda la volvió a molestar y entonces, le volvió a preguntar, y el río le volvió a responder, otra vez, de manera extravagante: una enorme criatura de tres jorobas que emergía y se sumergía suavemente “¿¡Qué es eso!?” se pregunto Maria sorprendida “Una ballena no es; no puede ser…” Maria no lograba identificar a la criatura con ningún animal antes visto por ella. “Bueno… Lo importante es saber que soy una mujer con pasión”. Parecía ser que definitivamente, Maria se había convencido del asunto que tanto la había afligido –Gracias viejo amigo, nunca mas me alejare de tu lado. –.
A pesar de que ahora estaba mas tranquila sabiendo que tenía lo necesario para sentirse una mujer integra, no podía quitarse de la cabeza las cosas que había visto en el río. Una noche mientras cenaba, le comento a su familia; bastaba solo con dejar escapar una leve sonrisa como para que la acusaran de fabuladora, pero sus palabras estaban tan llenas de convicción y seriedad, que todos se quedaron callados, abstraídos en lo que acababa de contar.

Una mañana, María se acerco al balneario para conversar un rato con su viejo amigo, como era de costumbre; se sentó sobre una reposera y empezó a observarlo. Se sorprendió al darse cuenta de que el río también era un ser pasional, igual que ella; nunca había hecho reparo en la fuerza acumulada que debía haber en tantos litros y litros de agua. Había que tener mucha pasión para mover semejante volumen de líquido; se necesitaba la cantidad de pasión que solo un río podía tener; definitivamente, la fuerza que debería hacer no era asunto para flojos, pensó Maria. Tanta observación y tanto análisis, puso en evidencia que su pasión, al lado de la del río de la Plata, era insignificante, cosa que le generaba un poco de envidia. Parecía ser que para Maria nunca era suficiente… Esta nueva situación le generaría un nuevo malestar. De alguna forma, necesitaba levantar su autoestima; ¿que mejor que acudir a la observación de su viejo amigo para que le devolviera la respuesta revitalizante y sincera que ella estaba necesitando?
-¿Cuan apasionada soy?- Le pregunto entonces. En un primer momento, la respuesta no aparecía, hasta que de repente alcanza a ver hacia su derecha una ola que iba desplazándose en dirección contraria a la corriente del río; a medida que esta se acercaba, podía apreciar su verdadera magnitud, que era diez veces más alta y mas veloz que la Pororoca del Amazonas. Maria no lo podía creer, era un fenómeno sin precedentes. Por supuesto que esta señal era más que suficiente para ella. Era tal la magnificencia de la ola y tal la impresión que le generaba, que cayo desmayada al suelo.

-¡Si, si, soy muy apasionada!- Fue lo primero que Maria exclamo al despertarse en su cama -¿Qué hago acá?, si yo estaba en el balneario… ¿Qué paso mama?-
-Te encontraron desmayada y te trajeron hija- le respondió su madre preocupada con lagrimas en los ojos, parada al lado del medico de cabecera de la familia.
-¿Qué paso con el tsunami, están todos bien?-
-Si, hija…- Le respondió, intentando contener el llanto.
-Bueno, ya paso, no fue para tanto; estoy bien, no me paso nada. El río es mi amigo, nunca me haría daño.-

Esa misma noche, mientras cenaban, su padre tenía una noticia para comunicarle...
-Te conseguimos un trabajo Maria.-
-Ya habíamos hablado del asunto papa...-
-Si hija, ya se, pero es en el restaurante del puerto de los pescadores, al lado del río, ¡y encima con cama adentro; vas a tener una habitación para vos sola! El trabajo es de camarera…-
-¡Pero qué buena noticia!- Le respondió Maria maravillada
–Voy a poder charlar con él a la noche si se me antoja ¿Cuándo empiezo?-

A la mañana siguiente, Maria se preparaba para su primer día de trabajo.
-¿Pero que te pasa mama? Me voy cerca de acá, no al extranjero ¿Es necesario que llores?-
La bocina del auto del padre esperándolas en la puerta de la casa, irrumpe su regaño.


Una vez en el restaurante, Maria es recibida por unas personas vestidas de blanco, que seguramente serian integrantes del staff del restaurante: cocineros, auxiliares, personal de limpieza, mosos y demás… Le dieron un uniforme muy parecido al de ellos, pero de color rosa y con su nombre bordado en la solapa, igual al del resto de las camareras.
Sus padres, aprovechando la ocasión, se sentaron en una de las mesas para acompañar un rato a su hija, que iba y venia de acá para allá con una bandeja; su madre mientras la veía pasar, no podía contener las lágrimas.
-¿¡Y ahora que te pasa mama!?-
-No se hija. Debo estar sensible; que se yo...-
-Bueno, por lo menos trata de no llorar acá; es mi primer día mama, hacelo por mi aunque sea, me estas avergonzando…- le suplico s su madre.
-Si no sabes lo que te pasa, preguntale al río, el siempre te da una respuesta acertada; pero ojo, estate atenta a la señal…- Maria le guiña un ojo, se da media vuelta y sigue viaje con su bandeja.

Una tarde de lluvia, sentada con su bandeja en una de las mesas y sin comensales que atender, Maria se puso a observar el encantador efecto de las gotas golpeando la superficie del río. Considero que era un momento oportuno para retomar la charla con su viejo amigo, que había sido interrumpida por aquel tsunami.
-¿Si soy tan apasionada como vos decís, por que corte con la relación?- Tras unos segundos de espera, la lluvia ceso de golpe como si alguien hubiera cerrado un grifo, el cielo encapotado empezó a abrirse rápidamente, la temperatura empezó a subir y la tierra comenzó a temblar –No puede ser… ¿¡Un terremoto en esta región!?- El restaurante se sacudía cada vez un poco mas -¡Terremoto, terremoto!- comenzó a gritar Maria contagiando al resto de sus compañeras. La situación se volvió caótica – ¡Terremoto, terremoto!- gritaban las camareras mientras se agarraban desesperadas de los pelos. De repente, Maria diviso horrorizada hacia el horizonte, que la orilla uruguaya, se acercaba de a poco hacia a la argentina.
-¡No puede ser!, ¡no puede ser posible!- Gritaba Maria y luego sus compañeras repetían lo mismo, corriendo sin rumbo de un lado para el otro. De golpe, aparecen las personas de blanco; cocineros y auxiliares, intentando contener a las camareras. Mientras Maria intentaba recuperar la calma con profundas bocanadas de aire, veía que ambas orillas, cada vez mas cercanas una de otra, empujaban el agua con mucha violencia en dirección al mar, hasta que finalmente, ambas quedaron a centímetros, una de otra, dejando a la vista al lecho del río, muy angosto y sin agua, por supuesto. Era curioso ver al río mas ancho del mundo transformado en un arroyo seco.
-¿Qué significa semejante fenómeno natural?- Le pregunto intrigada al río. Luego de unos segundos de minucioso análisis, la respuesta comenzaba a aparecer en su cabeza.
-¡Ya se, esta clarísimo! Las dos orillas pegadas, los peces boqueando sobre el lecho sin agua…- Las dos orillas pegadas simbolizaban el vinculo simbiótico que su ex novio pretendía tener con ella, y los peces boqueando representaban la asfixia que dicho vinculo le ocasionaba. Por otro lado, la corriente de agua, símbolo de vida y fuerza, ahora ausente, como consecuencia del estrechamiento del lecho, estarían representando la pasión ahogada por la distancia que su ex novio no supo guardar. O sea que en resumidas cuentas, Maria saco como conclusión que su alejamiento de su ex novio fue porque la estaba asfixiando.
-¡Gracias amigo, gracias nuevamente por otra sabia respuesta!.- Maria bailaba eufórica y le agradecía al río una y otra vez por haberle quitado de encima, una vez más, el peso que la angustia le generaba al vivir con la incertidumbre.
De repente, sintió como una suerte de pellizco o un pinchazo en el brazo; lo último que alcanzo a ver fue a una persona vestida de blanco que la tomaba del brazo; seguramente que se trataría de alguno de los cocineros o algún empleado de limpieza intentando contenerla; después de eso, todo a su alrededor comenzó a ponerse oscuro, hasta que finalmente se desmayo. Cuando despertó, al primero que vio fue a un medico y a su madre parada al lado.
-¿Qué paso, como están todos, se lastimo alguien?- preguntaba María mareada y confundida -¿Volvió el río a la normalidad?-
-Si Maria, están todos bien, nadie se lastimo. Descansa ahora.- Le dijo el medico. Su madre se sentó al borde de su cama y le tomo la mano mientras que sus ojos se enjuagaban en lágrimas.
-Todavía seguís sensible…- balbuceo Maria a su madre al mismo tiempo que caía dormida.
Al otro día, Maria vuelve al salón a trabajar y comprueba mirando a través del gran ventanal, que afortunadamente, el río había vuelto a la normalidad y que ninguno de sus compañeros salio lastimado.
-Gracias a Dios…- Suspiro aliviada mientras que veía a su madre sentada en una de las mesas, hablando con una de las personas de blanco.
-¿Es irreversible doctor? ¿Podrá algún día dejar el neuropsoquiatrico?-
-Si pudiéramos lograr alejarla a otra zona, lejos del Río de la Plata… Todavía no encontramos la manera de convencerla. Este río es el único estimulo que conocemos que activa su psicosis, pero al mismo tiempo, lejos de este se siente insegura, no puede concebir la vida.- La mujer hunde la cara en su mano, sin poder contener el llanto.
-Yo se que es duro señora, pero si lo mira de otro modo, tal vez le sirva de consuelo saber que lejos del río, la calidad de vida de su hija seria muy mala; suena irónico decir algo así estando internada en un hospital neuropsiquiatrico, pero acá adentro, mientras reciba nuestra contención y este al lado del río, va a estar siempre feliz; mírela si no…- Maria iba y venia, bailando de un lado para el otro con su bandeja, con sus compañeras y su viejo amigo de fondo.
-Además, acá adentro se siente útil y productiva; la excusa del trabajo en el restaurante fue una excelente idea para atraerla. Piense también que usted y su marido van a estar más tranquilos, viviendo una mejor calidad de vida.- No conforme con las palabras del doctor, la mujer se acerca llorando a su hija en un intento desesperado por convencerla.

-¿Y ahora que mama?- Le pregunto Maria, harta de verla siempre mal – ¡Pareces una demente de tanto llorar! ¿Qué te pasa?-
-Nos tenemos que mudar hija. Nos tenemos que ir lejos… El aire de río te hace mal...-
-¿¡Que decís!?- le respondió Maria confundida -Nunca en mi vida me sentí mejor. Antes de irme de acá prefiero que me internen en un manicomio- Lo único que la madre conseguía a cambio de sus palabras era incrementar su impotencia.
-Además, no pude haber caído en mejor lugar para trabajar; me dan comida y un cuarto con televisión para mi sola…-
-¡No podes seguir hablando con el río hija. No esta bien…!-
-¿Cómo que no puedo? ¿Qué me lo impide? Todos los días me saco dudas haciéndole preguntas; ni loca me alejaría del río mama, metetelo en la cabeza.-
La mujer no tenía consuelo; sus ojos expresaban cansancio por tanta angustia y por tanta lágrima derramada –Por favor hija…- insistía la mujer -No puedo verte mas así, tenes que hacer algo…- Tan poco aliento le quedaba que las palabras se le iban apagando a medida que iban saliendo de su boca.
Ante semejante estado de angustia de la madre y luego de unos segundos de reflexivo silencio, Maria parecía haber encontrado una alternativa para calmar el dolor de su madre.

-¡Ayy gracias hija… ¿Qué es lo que se te ocurrió?- La mujer parecía que al final iba a escuchar las palabras que le traerían esperanzas y el tan ansiado alivio a su corazón.

-Preguntémosle juntas al río que podemos hacer para que estés bien…-

Deshonra


La deshonra que sentía el guerrero samurai, no le permitía ver su imagen reflejada de otra forma que no fura empuñando su propio sable atravesando su cuerpo.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Neuróticos


Ella cambió su look vistiendo colores oscuros, apagados y sin dejar a la vista parte alguna de su cuerpo, creyendo que al mostrar una imagen recatada de si misma, despertaría el deseo en él; pensaba que no le atraían las mujeres extrovertidas, llamativas ni apasionadas.
Por otro lado, él pensaba que ocultando su seria imagen estructurada y mostrando otra grotesca y extrovertida, despertaría en ella su interés por él.
Finalmente, cuando se vieron con sus nuevas apariencias, ella creyó que el aspecto excéntrico y emocionalmente inestable que él estaba dando, no sería conveniente para una relación sentimental; mientras que él, vio truncadas sus posibilidades con ella, creyendo que su nueva imagen de novicia desinteresada seria una barrera entre ambos. Ahora resignados, los dos pensaban en voz alta: “Que lástima que cambió…”

lunes, 14 de diciembre de 2009

La inevitable dama de negro


El terror que le tenía era tal, que no podía dejar de observar a la extraña dama de negro acercándosele muy a lo lejos, sin pausa pero sin prisa. Entonces, comenzó a hacer cálculos para sacar los datos precisos sobre su posición con respecto a él: calculó los segundos que había en un minuto, luego en una hora; en un día; en un año; hasta que finalmente, multiplicó la cantidad de segundos que había en un año por la cantidad de años aproximados que le restaban por vivir. Con la cifra obtenida, comenzó la cuenta regresiva sin perderla nunca a ella de vista, creyendo que de esta manera tendría todo bajo control, que sabría como manejarse en el momento del encuentro. Así, continuó contando indefinidamente los segundos hacia atrás, siempre concentrado, observándola, sin darse cuenta del error que estaba cometiendo; porque el tiempo que le quedaba por vivir y que temía perder, lo estaba mal gastando con la absurda cuenta regresiva, sin darse cuenta además, que por mas control que quisiera tener, nada podría impedir, evitar la gentil mano extendida de la muerte.

El Despertar


Después de haber crecido en la “noble, justa y civilizada” sociedad que le habían mostrado durante toda su vida y al no entender la contradicción que cada vez se le iba haciendo mas evidente, se le corrió el velo de la cara y ante una observación minuciosa, el joven se dio cuenta de que la beata imagen de la civilización moderna no era mas que una mascara que escondía un rostro indiferente, hipócrita y perverso, el cual, la única moral que ejercía era la doble moral.

él + ella = equilibrio


El tomo de ella la tranquilidad, la armonía y el beato comportamiento, imprescindibles para que su vida no se desborde; ella tomo de él la pasión, el vértigo y una pequeña dosis de trasgresión para poder alejarse de la aburrida monotonía cotidiana y de la norma que doblegaba su espíritu. El y ella eran dos polos opuestos que juntos terminaron formando una ecuación perfectamente equilibrada.