miércoles, 29 de julio de 2009

Inesperado


Jesús se quedo sorprendido mirando a Juan el Bautista, esperando que le diera alguna explicación ante la inesperada presencia de una nueva especie dominante sobre el planeta: vacas coloradas que arrojaban llamaradas de sus fauces, cuyo propósito era borrar al hombre de la faz de la Tierra.
Ahora, la causa del Mesías en la Tierra se veía truncada al no existir ser humano por el cual sacrificar su vida; mientras que su primo, se quedaba frustrado y atónito ante semejante acontecimiento apocalíptico que no figuraba en su agenda de profecías.

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