
El cuervo llevando al niño que había sido utilizado como cuerda, volaba festivo y se regodeaba sobre el derrotado lobo, el cual le pedía a aullidos la revancha por la cinchada que había perdido.
Dedico este espacio a todos mis seres queridos, a los aficionados y amantes de la lectura y la escritura literaria que me visitan, y en especial a mi profesor de literatura del secundario, Ignacio Romasanta, por haber fomentado en mi el gusto por la escritura.
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