viernes, 31 de julio de 2009

Jeringa ticket


Lo último que recuerdo fue una jeringa en mi brazo y mi pulgar presionando el embolo. De ahí en más, todo fue delirio, alucinaciones con pulpos rojos y celestes que levitaban a mi alrededor; aunque mas que pulpos, se parecían a los trípodes de la de la novela de Herbert George Wells: “La guerra de los mundos”.
Había cintas que parecían mangueras, mangueras que parecían cintas, figuras indescriptibles…
En fin…, todo era confusión, desorden, sensaciones placenteras seguidas de inmediatos ataques de pánico, palpitaciones, colapso...
Ironicamente, lo primero que vi luego de volver de ese viaje alucinante, fue una jeringa inyectada en mi brazo y una enfermera presionando el embolo, en una guardia hospitalaria.

Interesante y extraña sensación tuve mas tarde, cuando me di cuenta de que el ticket que me había permitido subir al psicodélico tren, fue el mismo que me permitió bajar después.

miércoles, 29 de julio de 2009

Nuevo símbolo


Los pastores tenían todo resuelto y preparado para recibir a los siete años de abundancia, representados por la aparición de siete vacas gordas, y a los posteriores siete años de escasez, representados por siete vacas flacas. Sabían exactamente lo que tenían que hacer en cada momento; se sentían muy preparados y superados.
Inesperadamente, aparecieron cuatro vacas rojas y tres bordo oscuro que apetecían comer los verdes pastizales. No estaban preparados para resolver este nuevo enigma ni tenían tiempo para dilucidarlo; por eso es que decidieron rezar durante los próximos siete años pensando que tal vez así, evitarían la posible desgracia que este nuevo símbolo estaría representando.

Ansiedad ciega


Cuando ya no quedo más tomacco por comer, los rumiantes, rojos de ira, se abalanzaron endemoniados sobre los aterrados pastores, exigiéndoles más... Tal era la adicción que estas vacas tenían, que basto mezclar hojas de tabaco con verdes pastizales para engañarlas; de este modo, les hicieron creer que estaban alimentando su adicción con la novedosa hortaliza mutante.

Inesperado


Jesús se quedo sorprendido mirando a Juan el Bautista, esperando que le diera alguna explicación ante la inesperada presencia de una nueva especie dominante sobre el planeta: vacas coloradas que arrojaban llamaradas de sus fauces, cuyo propósito era borrar al hombre de la faz de la Tierra.
Ahora, la causa del Mesías en la Tierra se veía truncada al no existir ser humano por el cual sacrificar su vida; mientras que su primo, se quedaba frustrado y atónito ante semejante acontecimiento apocalíptico que no figuraba en su agenda de profecías.

Hormigas al natural


En una zona de guerra postapocaliptica, donde el alimento es tan escaso que se paga como si fuera piedra preciosa, meter la mano dentro de un hormiguero en busca de sustento puede llegar a ser una excelente alternativa cuando no hay que comer.

Gordita


Cargo una pesada mochila que llevo distribuida por todo mi cuerpo, mientras recorro este largo viaje. Es tan grande esta mochila que no hay rincón de mi cansado cuerpo que no cubra; ¿será por eso que la gente pasa de largo a mi lado, sin reconocerme?, ¿será por eso que me ignora?; a veces tengo el presentimiento de que me discriminan. Incluso yo me ignoro cuando estoy en la soledad de mi casa: saque todos los espejos.
En fin… Esta carga termino siendo muy corrosiva para mi ego. No solo por que atenta contra mi identidad, sino que también porque no responde al modelo estético y hegemónico de belleza femenina.

EL GRANITO DE ARENA DE JUAN


2009. Concurso de cuentos para niños de entre 8 y 12 años: Hagamos del mundo la mejor Historia

Juancito era un niño de diez años como cualquier otro. Vivía en un barrio obrero muy humilde en el conurbano bonaerense con sus padres, con su pequeño hermanito recién nacido y su perro Hugo. Humildes como el barrio, su madre era ama de casa y su padre empleado municipal.
Todas las mañanas antes de ir a la escuela, tomaba el desayuno junto a su familia; le gustaba mucho el café con leche - más leche que café -, y también las tostadas con mermelada de frambuesa y queso untable. Pero la parte que no le gustaba del desayuno era ayudar a su mamá a lavar los cubiertos. Con su hermanito tan chiquito, le era difícil a ella sola hacerse cargo de todos los quehaceres domésticos. Juancito siempre se quejaba diciéndole que los dejara sucios, así como estaban, pero mamá no escuchaba ese pedido. Era claro que no se daba cuenta que si no mantenía limpias las cosas, habría luego mal olor en casa, moscas, y lo peor de todo, enfermedades.
Juancito tenía muchas otras malas costumbres: todos los días, camino a la escuela, masticaba un chicle y tiraba el envoltorio en la vereda. No prestaba atención a los tachos de basura de cada esquina. Lo mismo hacía en el patio de la escuela durante los recreos: a veces se compraba un sándwich de salame y queso, ¡cuánto le gustaban! Pero acercarse al cesto de basura y tirar la bolsita de nylon que lo contenía no le gustaba tanto. Siempre se iba a comer a un enorme jardín lleno de flores, plantas y árboles que había en un sector escondido de la escuela, para que nadie lo viera tirar la bolsita. No tenía idea del daño que significa dejar tirado el nylon en un ambiente natural. Lo mismo hacía en la calle y no sólo con la basura, sino también con los desechos de su perro Hugo; tal vez al ver la calle toda sucia, llena de restos de comida, materia fecal y papeles desparramados por todos lados, y viendo además cómo la gente ensuciaba la vereda continuamente, se sentía con derecho a hacer lo mismo. En circunstancias como éstas, Juancito difícilmente iba a poder alguna vez comenzar a cuidar el medio ambiente, y menos aún, acatar las llamadas de atención de los adultos que, en más de una oportunidad, él mismo había visto ensuciar las calles ¿Qué clase de ejemplo le estaban dando? Era contradictorio.
En varias ocasiones, al salir de la escuela al mediodía, veía a su padre pasar con el escobillón barriendo el cordón de la vereda, tratando de quitar así, la suciedad de todo el vecindario y también, sacando la inevitable alfombra de hojas que tapizaba las calles en la época de otoño. Era barrendero durante el día y por las noches corría detrás del camión recolector de basura levantando bolsas y embocándolas en éste como pelota en aro de básquet. Si durante el día no le había tocado barrer, entonces por las noches le tocaría recolectar la basura con el camión, es decir, que le podía tocar una u otra tarea dependiendo del día. Lamentablemente esto no era motivo de orgullo para Juancito, por eso es que cada vez que lo veía haciendo sus labores, lo evitaba; escondiéndose o ignorándolo si encontraba la manera de hacerlo; si el padre lograba verlo, más tarde Juancito le ponía como pretexto que había pasado en apuros y no lo había visto. Sin embargo, su papá se daba cuenta de la actitud de Juancito, y su madre también lo percibía.
En fin… Juancito no cambiaba su actitud en cuanto a la higiene y cuidado del medio ambiente, al igual que el resto de la comunidad. Todos se echaban la culpa unos a otros por la suciedad de las calles, y también a la municipalidad por no limpiarlas, aunque sí lo hacía. Curiosamente, las quejas eran de las mismas personas que se encargaban de ensuciarlas.
Por otro lado, como era un barrio lleno de fábricas, tenia una cuota diaria de contaminación extra, tanto del aire - a través de chimeneas emanantes de monóxido de carbono producto de la combustión -, y del agua, a través de grandes desagües de sustancias químicas muy nocivas para la salud que desembocaban en pequeños canales naturales de las inmediaciones. Toda esta situación provocaba que los hospitales de la zona estuvieran atestados de gente enferma, y que, más de una vez, no tuvieran lugar para albergar más personas.
Otro de los peligros del barrio eran las fosas sépticas o pozos ciegos, que como lo dice la palabra, son pozos profundos donde caen los desechos de la gente de cada vivienda por la falta de redes cloacales. Estos, cada tanto, necesitan ser vaciados para mantener la higiene y evitar así enfermedades; sin embargo, la falta de conciencia por parte de muchas personas sumado a la falta de dinero, dificultaba llevar a cabo esta tarea. Justamente, el padre de Juancito se ocupaba de vaciar y limpiar estos pozos ciegos como trabajo extra para ganarse unos pocos pesos más que ayudarían a la economía familiar. Pero a pesar de su buena voluntad y lucha por mantener la higiene, con sólo su esfuerzo no bastaba.

La falta de conciencia, en mayor o menor medida, estaba ocurriendo en todas partes del mundo. La gente se quedaba tranquila pensando que por el solo hecho de mantener limpios sus hogares, estarían cumpliendo. Pero se estaban olvidando de un hogar mucho más grande: La Tierra. Entonces, todos los gobiernos del mundo, de manera conjunta, comenzaron a organizar campañas para que la gente tomara conciencia sobre la problemática de la contaminación ambiental. Una de estas campañas, orientada principalmente al público infantil, constaba de publicidades en todos los medios, publicaciones de revistas de historietas y dibujos animados en la televisión, en donde los clásicos superhéroes como el Hombre Araña, Súperman, Hulk, Aquaman, la Mujer Maravilla, entre otros, enfrentaban este problema brindando una solución.

Los superhéroes limpiaban La Tierra y luchaban contra la contaminación ambiental de manera sorprendente, como sólo ellos podían hacerlo, utilizando sus súper poderes; y La Tierra, agradecida, siempre permanecía limpia y sonriente mientras ellos estuvieran cerca, a su cuidado.
Pero a Juancito se le hacía imposible cuidar el planeta como lo hacían ellos, y eso que lo intentaba… Claro, para Súperman era muy fácil limpiar los océanos del petróleo que se había derramado y expulsar todo el humo de los motores a combustión fuera de la atmósfera, como así también para Hulk meter toneladas de basura en enormes bolsas y arrojarlas al espacio exterior, o para el Hombre araña, barrer con toda la suciedad de las calles utilizando su tela de araña, y Aquaman, impidiendo la caza ilegal de especies marinas en peligro de extinción.
Pero no para Juancito. Para él todos estos personajes de ficción se habían transformado en sus ídolos. Porque mientras más se metían dentro de su corazón, más quería ser como ellos, pero a la vez, más se iba dando cuenta que eso sería imposible; se pasaba noches y días enteros pensando e imaginando que cuidaba del planeta utilizando súper poderes al igual ellos. Finalmente, no pasó mucho tiempo para que terminase de sentirse totalmente frustrado e inútil por no haber podido ser como sus inalcanzables súper amigos. La cruel realidad lo había golpeado tan fuerte, que no sólo dejó de fantasear con ellos, sino que también, al sentirse incapaz de copiar sus proezas, resignado, volvió con sus negativos hábitos antihigiénicos, y hasta inclusive, comenzaron a bajar sus calificaciones en la escuela.
Su madre al darse cuenta de su decadente estado de ánimo y rendimiento escolar, se le acercó para ver qué le estaba pasando. Juancito se lo explicó todo… Entonces, sorprendida, le hizo reflexionar porque había pasado por alto al superhéroe más importante de todos y del cual aprendería cosas más prácticas y sencillas. Ante este cuestionamiento, Juancito se quedó más sorprendido aún que su madre: “¿Querés conocerlo, hijo?” le pregunto su mamá. “¡Sí!” respondió Juancito muy entusiasmado. Entonces, sin perder más tiempo salieron de la casa y se sentaron en la puerta a esperar… Juancito mantenía sus ojitos hacia el cielo. “No hace falta que busques en el cielo, hijo”, le dijo su mamá. “Este superhéroe es real… Y también usa un traje especial como los de las historietas”. Juancito estaba totalmente intrigado. “¡Mirá, mirá Juancito, ahí viene!” exclamó su mamá excitada. El brillo de las luces en medio de la penumbra del atardecer resaltaban los colores fluorescentes del superhéroe en cuestión que se acercaba corriendo, saltando cordones y canteros, levantando bolsas y arrojándolas dentro de un enorme vehiculo alrededor del cual corría. Porque al igual que muchos superhéroes, éste también tenía su propio vehiculo.
Este nuevo personaje era ni más ni menos que su papá.
“Él es de carne y hueso, es real, a diferencia de Superman, Hulk y los demás…” afirmó su mamá. Justo en ese momento pasaba delante de ellos saludándolos con la mano. “¿Viste?” – dijo la mamá – “¿Alguna vez Superman o el Hombre Araña pasaron por la puerta de casa y te saludaron?” Juancito sonreía. “Además, -siguió su madre - ellos no se tenían que esforzar mucho por sus hazañas, porque se valían de sus súper poderes. En cambio, el esfuerzo de tu papá es muchísimo mas grande y más sacrificado: él es solo un hombre común y corriente que hace su trabajo a pulmón sin ayuda de ningún poder.”.
En ese momento Juancito se dio cuenta que para cambiar y cuidar al mundo no era necesario tener súper poderes ni hacer enormes hazañas, simplemente debería hacer su parte, como lo hacia su padre. Por otro lado, si antes se avergonzaba por el trabajo de su padre, ahora éste lo llenaba de orgullo.
El aporte de Juancito al cuidado y la higiene, podría ser algo tan simple como arrojar la basura en cestos y no en el suelo, recoger con bolsitas los desechos que su perro Hugo dejaba en la calle, etc… De esta forma, no sólo estaría protegiendo al planeta, sino que también estaría respetando al resto de las personas.
Si cada uno aportara algo, por más pequeña que la colaboración fuera, la suma de todas estas partes sería mucho más grande que los súper-logros de los personajes de historietas. Los empresarios podrían utilizar alternativas donde poder destinar sus desechos tóxicos sin tener que contaminar los ríos ni el aire; los automovilistas podrían usar la bocina lo mínimo e indispensable; la gente podría no comprar, en lo posible, ningún tipo de productos hechos con madera, para reducir la tala de árboles… La lista de colaboraciones es muy larga.

Hoy, Juan es un hombre, tiene sus propios hijos y les cuenta con mucho orgullo esta historia que yo estoy contando. Él no trabaja en Green Peace, ni es un político que promete limpiar el Riachuelo en unos cuantos días, ni mucho menos es Súperman o el Hombre Araña. Juan es un hombre común y corriente, como su padre, que aporta su granito de arena día a día para mantener limpio al medio ambiente y poder vivir en un mundo mucho mejor.

martes, 28 de julio de 2009

El hombre lagarto


Para él, cada día era único e irrepetible. Disfrutaba todos y cada uno de ellos; el único inconveniente que tenia para continuar con su vida carente de preocupaciones y responsabilidades, eran las bajas temperaturas que durante las noches de invierno, le complicaban conciliar el sueño en el vagón abandonado donde vivía, y las altas temperaturas, que lo agobiaban durante el verano. Mas allá de estos contratiempos, su vida, que estaba despojada de todo bien material, era perfecto equilibrio. Pero como era obvio, no disponía de dinero para calefaccionar ni refrigerar su improvisada vivienda de metal, entonces, se ofreció como voluntario en un laboratorio para una prueba experimental donde cruzando sus genes con los de un lagarto, se convertiría en un hombre heterotermo. El criterio que los biólogos tenían para fundamentar este experimento, estaba respaldado por un fuerte rigor científico: confiaban en que si Peter Parker había mutado en el Hombre Araña al recibir ADN de una araña en su sangre, lo mismo debería suceder en este experimento entre este hombre y el reptil.
Y así fue… El experimento fue un éxito; el problema fue cuando una mañana, recién entrada la primavera, el conejillo de indias luego de varios meses, despertó y se dio cuenta de que había pasado todo el invierno hibernando.

sábado, 25 de julio de 2009

Final alternativo de “El hombre lagarto”




Para él, cada día era único e irrepetible. Disfrutaba todos y cada uno de ellos; el único inconveniente que tenia para continuar con su vida carente de preocupaciones y responsabilidades, eran las bajas temperaturas que durante las noches de invierno, le complicaban conciliar el sueño en el vagón abandonado donde vivía, y las altas temperaturas, que lo agobiaban durante el verano. Mas allá de estos contratiempos, su vida, que estaba despojada de todo bien material, era perfecto equilibrio. Pero como era obvio, no disponía de dinero para calefaccionar ni refrigerar su improvisada vivienda de metal, entonces, se ofreció como voluntario en un laboratorio para una prueba experimental donde cruzando sus genes con los de un lagarto, se convertiría en un hombre heterotermo.

El experimento se llevó a cabo y aparentemente, fue un éxito. Pero inesperadamente, luego de un tiempo, sucumbió en su vagón la madrugada de la primera noche fría de invierno. Allí lo encontraron sin signos vitales... Lo dieron por muerto.

La noche luego de su entierro, el celador del cementerio escuchó ensordecedores gritos asfixiantes silenciados por cuatro metros de tierra encima. Era él.

¿Quién se hubiera imaginado cuando lo encontraron en el vagón, que se trataba de un “Saurio-sapiens” que estaba hibernando y que luego, en el cálido ceno de las profundidades de la tierra se despertaría de su profundo letargo?

No llegaron a desenterrarlo a tiempo, murió.

jueves, 23 de julio de 2009

Noches de cacería

El era un bioquímico de aspecto sucio y desalineado. La gente del barrio decía que era ni más ni menos que el acólito del diablo, y como eran tiempos convulsionados y las personas en la ciudad estaban muy sensibles y alteradas, sus oscuras y misteriosas actividades dentro de su casa, generaban alrededor del vecindario miedo y hasta pánico.
Pero había otros vecinos más aguerridos y violentos, que atacaban el frente de su casa con huevos, piedras e insultos; inclusive lo acusaban de asesino por supuestas investigaciones científicas con animales.
Tanto revuelo por un científico de excéntrica actitud, no era coherente. Sin embargo, esta situación continuaría así durante muchos años; hasta que un día, este extravagante personaje comenzó una cacería humana en la cual, todas las noches, se llevaba una persona a su casa.
Luego, comenzó a cazar acompañado; porque paradójicamente, las personas que en un primer momento habían sido presa, ahora eran cazadores junto a él.
Definitivamente, los vecinos creían que estaba reclutando gente para formar el ejército de las tinieblas. Así que eligieron a un líder para organizar un escuadrón y cuidarse así, unos a otros. Pero al parecer, estaban tan desequilibrados que perdían el autocontrol y terminaban dañándose entre ellos, terminando por separarse.
El ejército del científico se hacía mas numeroso, y ante esto, la desesperación y el caos colectivo era cada vez mayor.
Un buen día, capturaron al líder del escuadrón vecinal y lo llevaron a la casa del científico.
Allí dentro, este le gritaba al científico: -¡¿Qué le esta haciendo a la gente?!, ¡suélteme, delincuente! - y el científico le respondió: - Quédese tranquilo que cuando esto le haga efecto, va a pasar a mejor vida…-.
¡No, déjenme! – suplicaba el líder alborotado, atado a una camilla mientras el científico sonriendo le inyectaba un químico.


Minutos después, el científico se le acercó al líder que se encontraba totalmente tranquilo, y comenzó a hablarle: - Te acabo de inmunizar contra un virus que ocasiona delirios y alteraciones emocionales incontrolables. Dedique casi toda mi vida profesional a la búsqueda del anticuerpo y hace solo unos días que lo encontré… - y agregó -…todos ellos están inmunizados…-. Señala la grupo de personas ahí presentes. Y agregó: - La ciudad entera esta enferma y quien sabe hasta a donde vaya a expandirse este virus. Esta noche hay que salir a buscar más gente. Tenemos una cura que administrar…-.

Realidad ficticia de un guardavidas

Yo evitaba accidentes y salvaba vidas de las aguas. Ella, caminando por la pasarela, imponiendo un modelo estético y hegemónico de belleza, promovía la moda, la bulimia y la anorexia. Yo pensaba que ganaba un poco menos que ella, pero ella ganaba cien veces más que yo, y más…
El periódico decía que en mi país, de un total de diez personas, cuatro se mueren de hambre; se produce alimento para cien...
Algo andaba mal…¿Estaría soñando tal vez?
Finalmente recordé que era un personaje más de una nueva versión de “El reino del revés” de María Elena Walsh.

Al pie de la letra


Aquellos pastores adobaron vivas a las vacas con ketchup y salsa barbacoa; por supuesto que ante esto, el banquete que se llevaría a cabo en la Sociedad Rural, tuvo que suspenderse.
Lo que el capataz no sabía, era que el asado se lo había encargado a dos personas tan literales, que le habían tomado la encomienda al pie de la letra.
Esclavos de su propia estupidez, volvieron a caer en la literal interpretación cuando el capataz, lleno de enojo e indignación por lo sucedido, les exclamó: “¡Muéranse, inútiles!”

Titulo de la pintura: “Banca rota”


Él era un exitoso y adinerado empresario, pero además, un egocéntrico y soberbio hombre de negocios que tenia la seguridad de que el mundo financiero giraba a su alrededor. Pensaba que si él caía, el mundo caería detrás suyo. Tan soberbio era, que salía a diario con aires de monarca a dar un arrogante paseo por la ciudad menospreciando al resto de las personas, en especial a un pobre artista que mendigaba por comida, que a pesar de ser un talentoso pintor, era victima del fracaso.
“Con mi ayuda y solo con mi ayuda, podrías ganar dinero en cantidades que ni te imaginas… – afirmaba omnipotente al artista mendigo – Solo gracias mi podrías dejar de mendigar amigo mío... – dicho esto, se retiraba. Y así siempre, cada vez que se cruzaba con el mendigo, sin intenciones de ayudarlo y con el solo fin de afianzar su enorme ego, repetía lo mismo.
Años mas tarde, para sorpresa suya, el mundo cayó y detrás lo siguió él, y no al revés como pensaba. Una crisis financiera lo dejo en banca rota. Irónicamente, terminó en las calles como aquel pintor mendigo, abatido por el fracaso y a la vista de todos aquellos que antes había despreciado.
Tiempo después, un hombre se le acerco: “¿Me recuerda? Usted tenía razón amigo mío… Gracias a usted ahora soy rico. Debería estar orgulloso por ser el protagonista de la pintura que me hizo ganar millones… – el quebrado empresario lo miraba confundido – Lamentablemente, no puedo hacerle ganar dinero como usted hizo conmigo. “.

Dar la vida por el deporte


Mientras el cuervo afinaba su puntería desde lo alto, el lobo aprovechaba y entrenaba sus reflejos. Se mostraban como dos promotores del bienestar,
la práctica deportiva y el trabajo en equipo bajo el lema: “Dar la vida por el deporte”. Este enunciado tan apasionado no era en vano… El elemento que utilizaban para el juego era de cuero y no precisamente de vaca, y no estaba muerto.

Una noche inolvidable


Cansados de las noches monótonas y aburridas que les ofrecía la vida de campo, y deseosos de vivir una experiencia novedosa y diferente, los viejos pastores se fumaron toda la plantación de cannabis sativa de la huerta privada de Don Fassoldatti.
Duros hasta el amanecer, se quedaron sentados observando maravillados y sonrientes aquella experiencia novedosa que tanto habían soñado desde hacia muchísimo tiempo: un desfile interminable de vacas rojas y alegres, paseando seductoras delante de ellos sobre una elegante y extensa alfombra rosa.

Dar la vida por el deporte II


El cuervo llevando al niño que había sido utilizado como cuerda, volaba festivo y se regodeaba sobre el derrotado lobo, el cual le pedía a aullidos la revancha por la cinchada que había perdido.

miércoles, 22 de julio de 2009

La cruda realidad de un enfoque inocente


Estaban los tres sentados alrededor de una mesa descansando después tanto trabajo. Entonces, el cuervo hizo una reflexión: “Mucha es la gente que a costa nuestra esta escribiendo. Ya que tanto bien le estamos haciendo y tanta popularidad hemos ganado, deberíamos comenzar a cobrarles alguna comisión, ¿a ustedes que les parece?” Entonces el lobo contesto: “Es una buena idea, ¿cuánto podríamos cobrarles?” El Cuervo le respondió: “Eso depende de la cantidad de minificciones”. El lobo y el cuervo con calculadora en mano hacían el cálculo de cuanto deberían cobrar. Una vez que llegaron a una cifra se la mostraron al niño que nada había opinado hasta el momento; entonces este les respondió: “Me muestren la cifra que me muestren creo que nada deberíamos cobrar”. El lobo y el cuervo sorprendidos le cuestionaron: “¿Pero por que nene?” Y este les respondió nuevamente: “La cifra seria invaluable porque la cantidad de obras tienden a ser infinitas, como la imaginación. Al final nada tendríamos, porque si nos pagasen con todo lo que tienen seria lo mismo que quedarnos sin nada… Los escritores deberían vender todos sus bienes incluyendo sus computadoras donde las escriben. Sin estas, no podrían escribir más y nosotros perderíamos popularidad y reputación. Sin ellos perderíamos todo…” y agrego: “Además ustedes no manejan dinero porque son animales y yo tampoco porque soy un niño”. Ambos animales frustrados y en silencio, luego de un par de minutos se preguntaron consternados el uno al otro al mismo tiempo: “¿Tenes algún cliente mas hoy?”

Tecnología pastoril


La tierra dejo de rotar sobre su propio eje por algún motivo aparente justo cuando transcurría la noche, lo que determinó que ahí, la oscuridad se quedaría por unos cuantos meses, hasta que cambiara la estación; hasta entonces, los pastores se vieron en la necesidad de utilizar binoculares de radiación infrarroja para poder localizar a los rumiantes a través de su calor, ya que, dado sus oscuros colores, se mimetizaban con el manto negro de la interminable noche de campo.

NATURALEZA CAPRICHOSA

Dos gatos amigos se encontraban conversando: -Que linda noche… Si yo tuviera tu edad “pibe”, no estaría acá conversando con un viejo como yo-. El gato joven estaba perdido en sus propios pensamientos. Luego, el viejo agregó: -Estaría saltando de techo en techo, maullándole a la luna, correteando alguna que otra gatita…– y agregó de nuevo: -Si tan solo tuviera tu edad…-.
El joven seguía pensativo y nada le respondía. -¿Que te pasa “pibe”?, deberías estar feliz por el solo hecho de ser joven.- exclamó el gato viejo.
-Es que me enamoré del felpudo de la casa de allá…– contestó el joven apuntando con su garra hacia la casa en cuestión –… pero le soy totalmente indiferente. Creo que porque somos distintos… La verdad es que este asunto me tiene muy mal.- y el viejo le respondió: -¿Cómo puede ser que te guste ese felpudo si con la pinta que tenés, las mejores gatas del vecindario están a tus pies; ojalá las tuviera yo…- y el joven le contestó: -Ojalá pudiera tener tu edad para saber como conquistarlo. No sabés lo suave que es… Es de terciopelo y tiene tres colores; más lindo que cualquier gata. La verdad es que no se que hacer. Como me gustaría ser un felpudo…- y agregó: -Bueno, mejor me voy a ver como resuelvo esta situación-. Angustiado y deprimido, se alejó pensativo.
Minutos más tarde, mientras el viejo descansaba observando la luna, escuchó la frenada de un auto a unos pocos metros. Entonces, corrió lo más rápido que pudo hacia el lugar para ver que había ocurrido. Cuando llegó, vio a su joven amigo que yacía aplastado en medio de la calle. Entonces, lamentándose, le dijo: - Anhelabas ser lo que no eras para conseguir lo que no alcanzabas tener a pesar de que tenías más de lo que necesitabas; y ahora que te convertiste en un felpudo como querias, te quedaste sin nada. Porque como verás, tu amado felpudo tricolor te sigue siendo indiferente. En vano es querer ser lo que uno no es y tener todo lo que uno no tiene; naturaleza caprichosa…-. Finalmente agregó: -Adiós “pibe”, nos veremos pronto…-. El viejo comenzó a caminar, y de repente, una joven y hermosa gata se le cruzó, y entonces, se dijo a si mismo: -Como quisiera ser joven otra vez…-.

Mutación


Ni siquiera Darwin se hubiera imaginado que en nuestra escala evolutiva estaríamos evolucionando en un eslabón que es un ser de sangre fría e indiferente...

martes, 21 de julio de 2009

La frialdad de la moda


Reptando herido cual serpiente moribunda, sus brazos extendía buscando un pecho fraterno como Discépolo, para morir abrazado. Y con la misma frialdad que él había tenido con ellos en el pasado, tirado y abandonado lo dejaron los animales del cautiverio y de refinados pelajes que le habían servido para la moda.
Irónicamente, el único que se le acercó para tomarle la mano fué un ser de sangre fría y de brillante escamosidad como el cuero de sus elegantes zapatos. Seguramente lo habría ayudado porque sintió compasión ante un “semejante”… ¿O tal vez lo hizo para ampliar su vestuario y así vengarse?

AMARGO DESENCUENTRO POR UNA DULCE ESPERA QUE NUNCA LLEGA


La joven esposa tal cual una loba, impaciente y obsesiva aullaba a la cigüeña que nunca llegaba. A estas alturas tenía sus dudas si alguna vez llegaría, lo que la convertía más en loba todavía.

Lo que no sabía era que sus aullidos, a la frágil cigüeña aterraban, porque disfrazada de cuervo por temor a ser reconocida y caer en sus fauces, por encima suyo buscándola con el encargo, esta volaba.

Por los desgarradores aullidos del deseo maternal de la joven, la cigüeña se asustaba y menos aún la reconocía; ni quería ser reconocida. Por eso, tras un manto de negro plumaje se escondía buscando a la destinataria que nunca veía.

lunes, 20 de julio de 2009

Bienvenidos


Finalmente, los astronautas tuvieron que alejarse de la Cara oculta de la Luna varios kilómetros hacia arriba, sobre esta, para tener un mejor panorama y terminar por comprobar que aquel accidente geográfico, al que tanto tiempo habían llamado “Gran Depresión”, era ni mas ni menos que una enorme fosa a la que ahora rebautizaron con el nombre de “Gran Esfinge Lunar del Hombre que Saluda”. Esto estaría confirmando aquella teoría que dice que habría existido una antigua civilización sobre la Luna, cuya intención con esta figura era la de dar la bienvenida a cualquier visitante del espacio.

La iguana inmortal


La iguana tenía la fantasía de ser famosa, quería ser admirada por todos los hombres y animales, y también quería ser inmortal. Pero contradictoriamente, según ella a su vida le faltaba emoción, condimento, le pesaba seguir adelante. Extraña sensación por tratarse de alguien con semejantes aspiraciones…
¿Quien desearía vivir eternamente cuando lo único que se puede disfrutar es solo de los sinsabores de tener que cargar una pesada cruz a diario?
Cada día era peor que el anterior y se engañaba a si misma con el absurdo e ilógico consuelo de pensar que cualquier momento presente era mejor que el día por venir. Además nada hacia para cambiar su situación y convertirse en motivo de admiración de los demás como quería.
Toda su pasión y sus deseos yacían en una fantasía, siempre a realizar algún día, el cual nunca llegaba.
Quizás con estas fantasías solo buscaba alejarse de la muerte.
Finalmente, un día desesperanzada, tomó la decisión de suicidarse. Entonces, cuando Noe se le acercó para agarrarla y subirla al arca, esta se escapó y se quedó esperando el diluvio. Murió.

Tal vez no le tenía temor a la muerte y si a vivir. Así lo había demostrado siempre al postergar sus deseos y más aún cuando se suicidó; a pesar de esto, paradójicamente y sin haberlo previsto, alcanzó la fama y la eternidad: la muerte la hizo inmortal y la fama la consiguió al convertirse en el personaje bíblico que desertó del arca.

domingo, 19 de julio de 2009

El juego de un Dios


Al parecer alguien lo quería asesinar con aquella esfera El solo trataría de escapar.
Saltaba, corría, se agachaba, se paraba, iba, venía... Luego la esfera era catapultada una y otra vez, y él volvía a esquivarla con una mortal hacia atrás, hacia delante, luego subía por una pendiente, la bajaba… Parecía un juego de quemados; había figuras por todos lados: células eucariotas y procariotas, organelas, núcleos y ácidos nucleicos que se iluminaban y titilaban luces y emitían sonidos que lo aturdían y lo desorientaban, pero siempre lograba salvarse; Todo era caos, locura, confusión, temblores que aparecían de vez en cuando. Luego escapaba a un piso superior pero ahí estaba la esfera, imponente, implacable, omnipotente, fría, gris. Algún momento de suspiro aparecía cuando esta desaparecía al caer inevitablemente por la pendiente; sin embargo, otra vez volvía a apararecer y de nuevo el mismo tormento, otra vez los temblores que aparecían y desaparecían, y él con sus piruetas evasivas. Tal vez todo esto era obra de algún ser superior, un dios “¡Si, es un dios el artífice de todo esto¡” el hombre podía ver su mirada en el cielo “¡¿Por qué me haces esto Dios mió!? ¡¿Por qué a mi?¡ ¿Estas jugando conmigo? ¿Me estas poniendo a prueba? ¡Piedad, Dios…!” Justo en ese momento las luces se apaciguaron, los sonidos se callaron y un cartel luminoso que decía “Game over” apareció. El niño abandonó la maquina de Pinball y regresó a su hogar.