martes, 11 de agosto de 2009

Cazador furtivo


Extasiado miraba la majestuosa variedad de animales, que congelados lo observaban a lo lejos celosos y alertas, como esperando su reacción. Finalmente lanzó un zarpazo directo al reptil tomándolo por el cogote, el cual sin oponer resistencia permaneció plastificadamente petrificado e inmutable observando a su cazador del mismo modo que lo hacían el resto de los animales.
Inmediatamente, con su presa entre las manos se esfumó del lugar como cualquier cazador furtivo antes de ser atrapado por los guardiaparques.
Sabía que lo que estaba haciendo estaba mal, era ilegal…
Desde que vió la película “Godzilla” estaba empecinado en conseguirse uno, aunque sea una iguana de plástico. Luego volvería a la juguetería por el resto de los animales robándolos de a uno para no levantar sospechas. Travesura de niños…
Una vez con todos en su casa, podría jugar al clásico “Arca de Noé” o tal vez a algún otro juego más original o de su propia invención.

Equilibrio


Los rumiantes, sometidos durante muchos años a una cruel y cruda matanza por la incesante demanda de carne bovina, mutaron sus pieles a un color rojo ”peligro”.
Aquellos bravos pastores y faenadores que alguna vez mataban a sangre fría a estos animales, se mantienen ahora alejados y atemorizados de estos terroríficos y amenazantes ejemplares.
Empujados al vegetarianismo, se dieron cuenta que la naturaleza intercedió para restablecer el orden y poner las cosas de nuevo en su justo equilibrio.

Separados pero unidos


Uno era totalmente estructurado y cerrado, en cambio el otro tenía una mentalidad muy abierta; el primero era un clásico y petulante burgués de Derecha, el segundo era un humilde hippie de Izquierda, amante de las flores y de la vida al natural; uno llevaba el pelo corto cual soldado romano, el otro lo lucia largo como Jesucristo; mientras que a uno le gustaban los días grises, el color blanco y el negro, al otro le gustaba lo colorido, los días soleados y el arco iris.
Al parecer, lo único que compartían estos dos pastores opuestos por el vértice, eran los padres, varias hectáreas de campo y cabezas de ganado.
Como al primero le gustaba lo común y clásico y al otro lo extravagante y llamativo, no tuvieron inconveniencia al dividirse los bienes y quedarse uno con los verdes pastizales, y el otro con las tierras y el ganado de psicodélicos colores de rojos matices.
Paradójicamente, las diferencias que en cierta forma los separaba a uno de otro, los mantenía unidos y fuera de todo conflicto.

miércoles, 5 de agosto de 2009

martes, 4 de agosto de 2009

El silencio del renacer


Todos le temían; en el barrio lo llamaban “Menguele” porque se rumoreaba que experimentaba con animales y hasta con seres humanos indigentes que se ofrecían como voluntarios a cambio de una miserable limosna. Tanto terror transmitía, que las personas se paralizaban cada vez que lo veían.
Una noche, comenzó una cacería humana secuestrando gente y llevándolas de a una a su casa; ahí, se escuchaban gritos de terror seguidos de un inmediato silencio escalofriante. A la noche siguiente, volvió a salir por una nueva victima, pero paradójicamente, asistido por quien había sido su presa la noche anterior; y así sucesivamente, el número de cazadores aumentaba al igual que el terror en la gente, y al final, siempre presente, el silencio gélido y envolvente.
Finalmente, cuando la jeringa del científico apago al último grito, el triunfante silencio volvió a hacerse presente, abriéndole paso al renacer, luego de una etapa convulsionada por una pandemia que mantenía a la gente en constante paranoia y ataques de pánico.

Puño sádico


¿Quien hubiera pensado que se puso a ahorcar a aquella pobre iguana por haberse cansado del cosquilleo de las plumas cuando acogotaba a la gallina…? Ni siquiera los animales se lo habían imaginado mientras lo observaban sorprendidos.

Ego falso y espíritu empalagado


Cansado de favoritismos y de adular y ser adulado por los animales, se permitió acercarse al único que por prejuicio de todos, era ignorado y marginado, tal vez por no entrar en el mismo juego que ellos… Porque en la desinteresada actitud de aquel reptil, el hombre veía su atractiva sinceridad que a diferencia de los otros, no se vendía en adulaciones para conseguir el combustible de los elogios que eyectaría hacia arriba su ego, cual cohete al espacio.

lunes, 3 de agosto de 2009

Burla del destino


Empecinado en perpetuar su vida, puso al reloj tras las rejas con la intención de encerrar al tiempo y frenar su paso; quiso asegurarse de que jamás pueda salir tragándose la llave del candado. Murió atragantado.