miércoles, 29 de julio de 2009

Ansiedad ciega


Cuando ya no quedo más tomacco por comer, los rumiantes, rojos de ira, se abalanzaron endemoniados sobre los aterrados pastores, exigiéndoles más... Tal era la adicción que estas vacas tenían, que basto mezclar hojas de tabaco con verdes pastizales para engañarlas; de este modo, les hicieron creer que estaban alimentando su adicción con la novedosa hortaliza mutante.

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