martes, 4 de agosto de 2009

El silencio del renacer


Todos le temían; en el barrio lo llamaban “Menguele” porque se rumoreaba que experimentaba con animales y hasta con seres humanos indigentes que se ofrecían como voluntarios a cambio de una miserable limosna. Tanto terror transmitía, que las personas se paralizaban cada vez que lo veían.
Una noche, comenzó una cacería humana secuestrando gente y llevándolas de a una a su casa; ahí, se escuchaban gritos de terror seguidos de un inmediato silencio escalofriante. A la noche siguiente, volvió a salir por una nueva victima, pero paradójicamente, asistido por quien había sido su presa la noche anterior; y así sucesivamente, el número de cazadores aumentaba al igual que el terror en la gente, y al final, siempre presente, el silencio gélido y envolvente.
Finalmente, cuando la jeringa del científico apago al último grito, el triunfante silencio volvió a hacerse presente, abriéndole paso al renacer, luego de una etapa convulsionada por una pandemia que mantenía a la gente en constante paranoia y ataques de pánico.

No hay comentarios:

Publicar un comentario