
La deshonra que sentía el guerrero samurai, no le permitía ver su imagen reflejada de otra forma que no fura empuñando su propio sable atravesando su cuerpo.
Dedico este espacio a todos mis seres queridos, a los aficionados y amantes de la lectura y la escritura literaria que me visitan, y en especial a mi profesor de literatura del secundario, Ignacio Romasanta, por haber fomentado en mi el gusto por la escritura.
No hay comentarios:
Publicar un comentario