lunes, 14 de diciembre de 2009

La inevitable dama de negro


El terror que le tenía era tal, que no podía dejar de observar a la extraña dama de negro acercándosele muy a lo lejos, sin pausa pero sin prisa. Entonces, comenzó a hacer cálculos para sacar los datos precisos sobre su posición con respecto a él: calculó los segundos que había en un minuto, luego en una hora; en un día; en un año; hasta que finalmente, multiplicó la cantidad de segundos que había en un año por la cantidad de años aproximados que le restaban por vivir. Con la cifra obtenida, comenzó la cuenta regresiva sin perderla nunca a ella de vista, creyendo que de esta manera tendría todo bajo control, que sabría como manejarse en el momento del encuentro. Así, continuó contando indefinidamente los segundos hacia atrás, siempre concentrado, observándola, sin darse cuenta del error que estaba cometiendo; porque el tiempo que le quedaba por vivir y que temía perder, lo estaba mal gastando con la absurda cuenta regresiva, sin darse cuenta además, que por mas control que quisiera tener, nada podría impedir, evitar la gentil mano extendida de la muerte.

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